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miércoles, 17 de febrero de 2010

cuento para no dormir

Erase una vez un país muy lejano en el que la gente nacía, crecía y moría como en todos los demás. Sin embargo este país era diferente a todos los demás en una cosa, la calidad de su “mermelada de fresa”.

En este país existían profesiones como en todos los demás. Había zapateros, carpinteros, médicos o cualquiera otra imaginable, pero de entre todas ellas una era de las mas destacadas y apreciadas, la de “creador de mermelada de fresa”.

Tal era el caso porque en este país se consumía la “mermelada de fresa” con autentico deleite, raro era el habitante al que no le gustara, además era una importante industria que daba empleo a una buena parte de la población y que producía grandes beneficios y la entrada de divisas gracias a su exportación.
La historia de la “mermelada de fresa” se pierde en la noche de los tiempos. No se sabe a ciencia cierta como se originó ni quien creó la primera, pero su popularidad ha sido siempre innegable. Uno de los éxitos de “la mermelada de fresa” es que no todo el mundo puede crearla. Sus ingredientes son básicos y los instrumentos para hacerla están al alcance de cualquiera pero producir una receta que guste a la gran mayoría está reservado a unos pocos, algunas veces llamados genios y muchas veces artistas.

Hace varios cientos de años de años la “mermelada de fresa” estaba reservada a los reyes y clases adineradas. los grandes creadores de recetas eran patrocinados por los reyes y cuando disponían de una nueva “receta” grandes grupos de “reposteros” preparaban en directo, en locales creados a tal efecto la “mermelada de fresa”, que era consumida con gran avidez. El pueblo llano, de tarde en tarde, podía disfrutar de pequeña muestras que de feria en feria preparaban algunos “reposteros” ambulantes.

Pasado el tiempo, en un pequeño taller, alguien que luego se convertiría en uno de los mas prestigiosos inventores de su época desarrollo un proceso por el cual “la mermelada de fresa” podía ser conservada durante un largo tiempo y consumida en cualquier momento y lugar, al invento se le llamó “mermelada de fresa en conserva”.

Si bien este invento popularizó la “mermelada de fresa” y la hizo accesible y asequible, creó otro problema. Los grades creadores podían ver copiada su receta por cualquier desaprensivo y se podían perder los puestos de trabajo de los reposteros en directo.

Para evitar males mayores, el Rey en un infinita sabiduría creó la ley para la defensa de la propiedad de la receta y la Real Sociedad para la defensa de los Creadores de recetas. La ley garantizaba a los creadores de recetas que durante 100 años nadie pudiera usas su receta sin su permiso y la “Sociedad” velaba por que se reconocieran los derechos de sus socios. Paralelamente se creo otra industria, la del envasado y distribución de “mermelada de fresa”.

Esta industria tuvo una gran importancia porque durante mucho tiempo controló el mercado de “la mermelada de fresa” . Nadie sin su beneplácito se podía considerar un creador de recetas. Ella decidía qué recetas gustaban y cuando y qué creadores triunfaban y cuales no. Algunos creadores de recetas que se no querían o podían ingresar en la industria, se veían marginados o tenían que sobrevivir difundiendo sus creaciones en directo en pequeños locales o con conservas caseras y siempre a pequeña escala.

Por supuesto este país, si bien pequeño, no estaba falto de recursos y con el tiempo alguien inventó la “maquina de hacer conservas de forma automática”. Por fin la democratización de las conservas. Al principio, la industria de la distribución no le dio gran importancia a este invento, al fin y al cabo controlaban las grandes recetas, los grandes creadores y la distribución. Que alguien quisiera explotar su creación sin usar sus canales estaba abocado al fracaso y si alguien intentaba copiar una receta de éxito esta siempre era de pobre calidad. El problema que la industria de la conserva no vio venir fue la invención del “analizador duplicador de recetas”. Un invento simple pero en su concepto pero genial en sus consecuencias. Por un lado pones un tarro de “mermelada de fresa”, por el otro lado pones tarros vacíos, fresas y azúcar y por otro lado obtienes copias del primero de una calidad que nadie es capaz de distinguir del original.

Esta vez los creadores, Sociedad de gestión e industria de la “mermelada de fresa” si vio cierto peligro en la inesperada competencia y acudió al Rey para que en su infinita sabiduría les solucionase el problema.

El Rey escucho a la partes en conflicto. A saber: creadores, Sociedad de gestión de recetas e industria de la distribución.

La industria de la distribución solicitó al Rey la destrucción de todas las máquinas que pudiera reproducir “mermelada de fresa” pero como la citada máquina también podía reproducir “mermelada de melocotón” la propuesta fue rechazada por el Rey.

Los creadores suplicaron al Rey por su protección pues creían que morirían de hambre si nadie pagaba por sus recetas y el Rey accedió a darles importantes subvenciones. La Sociedad de gestión, mas pragmática, solicitó al Rey un impuesto especial, que ellos mismos se ocuparían de cobrar, y que se aplicaría a Tarros, azúcar, fresas y cualquier ingrediente susceptible de convertirse en “mermelada de fresa” incluso los bares que ofrecieran al público azúcar para el café deberían pagar el impuesto. En principio el Rey no estaba convencido de aplicar esta medida impopular pero tuvo que doblegarse ante la amenaza de la sociedad de gestión de retirar la “mermelada de fresa” de las Reales Fiestas.
Algunos creadores que no estaban de acuerdo con este nuevo sistema y que proponían una vuelta al antiguo sistema de “mermelada de fresa” en directo fueron condenados al ostracismo. La Sociedad de gestión de recetas se convirtió en el ente mas odiado de país logrando superar a los propios recaudadores de impuesto en impopularidad y la industria de la distribución de la “mermelada de fresa” ignorando la voces que le aconsejaban remodelar su negocio, como por ejemplo vendiendo recetas en lugar de tarros, continuó durante algunos años quejándose e invirtiendo sus cada vez menores recursos en auto publicidad y en perseguir judicialmente a los creadores de copiadores, o copiadores de recetas.
Aunque este país sea muy lejano, todo el mundo lo conoce bien debido a que fue el gran protagonista de lo que se vino en llamar “Renacimiento”.

Fue una vuelta a los orígenes tras una revolución silenciosa. El Rey hacía cada día leyes mas impopulares e imposibles de cumplir y el pueblo se revelaba contra ellas inventando formas de compartir y copiar. El Rey fue perdiendo la confianza del pueblo. El clamor popular junto al de algunos creadores y a unos pocos consejeros consiguieron que el Rey al final viera la luz y diera un importante golpe de timón.

Las consideradas inamovibles leyes de propiedad intelectual se cambiaron y fue como “volver a nacer”.

La propiedad de una receta para su uso exclusivo se limito a un año, que es lo que se consideraba que duraba su éxito comercial. A partir de entonces la receta era de libre uso.

Esto trajo grandes cambios y todos para mejor. Se creó un importante mercado secundario en el que reposteros noveles ofrecían recetas de grandes maestros en pequeños locales. Los grandes maestros se vieron forzados a crear mas y mejor con lo que la “mermelada de fresa” corría como el agua de los ríos. Los grandes locales de mermelada en directo surgieron como setas en el bosque.

La copia dejó de estar perseguida con lo que se originó otro importante mercado subsidiario y lo que es mas importante, la odiada Sociedad de gestión de derechos desapareció por innecesaria junto con la industria de la distribución que se reconvirtió en industria de la promoción. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Este cuento, de acuerdo con las leyes internacionales, tiene Derechos de Autor. Pero estando su autor en descuerdo con los mismos y siendo coherente con sus ideas, el Autor libera este cuento de todos sus derechos y autoriza a su copia, distribución, comentario o plagio por cualquier medio físico, químico, mecánico o electrónico existente o que pueda existir en el futuro.

El autor se conforma con aportar su granito de arena en contra de los derechos de autor a perpetuidad o casi tal y como están concebidos actualmente y a manifestar su mas absoluto desprecio por las Sociedades de gestión de derechos de autor y su forma de actuar.

FUENTE: facebook

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